JUAN PABLO, OBISPO
SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS
A mi amado hermano Monseñor Eulogio Santos Ferrer, hasta ahora sacerdote de la Arquidiócesis de la Inmaculada Concepción de María de Hispanoamérica, quien ha sido nombrado arzobispo de la misma, le extiendo mi saludo y bendición apostólica.
La ardua tarea de la pastoral, confiada por nuestro Señor a su Iglesia, exige que elijamos con celo y esmero hombres idóneos para pastorear al pueblo de Dios, hombres que, dotados de sabiduría y prudencia, sean dignos de ejercer el ministerio episcopal como sucesores de los apóstoles y pastores del pueblo de Dios.
Ante la migración del clero español y la vacante del gobierno pastoral de la Arquidiócesis de la Inmaculada Concepción de María de Hispanoamérica, procedemos con maduro discernimiento y escucha, junto con la Congregación para los Obispos, y dirigimos nuestros pensamientos a ti, amado hijo, y te consideramos dotado de las virtudes necesarias para asumir este cargo.
Por lo tanto, en virtud de la autoridad apostólica que nuestro Señor nos ha legado, lo nombramos Arzobispo Metropolitano de la mencionada archidiócesis, con todos los derechos y deberes que tal cargo conlleva, de acuerdo con las normas del Derecho Canónico y las leyes de la Iglesia.
Puede recibir la sagrada ordenación de manos de cualquier obispo católico fuera de la ciudad de Roma, observando las prescripciones litúrgicas y haciendo la debida profesión de fe y juramento de fidelidad a Nos y a nuestros sucesores.
Que la ayuda de la gracia divina y la protección de María lo ilumine a usted y a su labor pastoral, para que sea un signo vivo del amor de Dios en medio de este rebaño.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 28 del mes de junio del año del Señor 2025, en las Vísperas I de la solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, primeras de nuestro pontificado.