Folleto | Apertura de la Puerta Santa y Misa de la Fiesta de la Sagrada Familia Jesús, María y José

ABERTURA DE LA PUERTA SANTA
EN LA SANTA MISA DE FIESTA DE
LA SAGRADA FAMILIA
PRESIDIDA POR EL ARZOBISPO


— ABRE LAS PUERTAS A CRISTO, NO TENGAS MIEDO.
ABRE DE PAR EN PAR TU CORAZÓN AL AMOR DE DIOS. 

— ABRE LAS PUERTAS A CRISTO, NO TENGAS MIEDO.
ABRE DE PAR EN PAR TU CORAZÓN AL AMOR DE DIOS. 

— TESTIGO DE ESPERANZA
PARA AQUELLOS QUE ESPERAN LA SALVACIÓN 

— PEREGRINO POR AMOR
EN LAS CARRETERAS DEL MUNDO 

— ABRE LAS PUERTAS A CRISTO, NO TENGAS MIEDO.
ABRE TU CORAZÓN AL AMOR DE DIOS 

SALUDO

Una vez finalizado el canto de entrada, el arzobispo y los fieles, todos de pie, hacen la señal de la cruz, mientras el arzobispo, dice:

Pres.: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
℟.: Amén.

Luego, el sacerdote, abriendo los brazos, saluda al pueblo:

Pres.: La paz esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.

EXHORTACIÓN

Pres.: Queridos hermanos y hermanas, en la alegría de la Navidad acojamos la llamada del Señor Jesús a seguirlo. Él es la puerta de la vida, la esperanza que no defrauda, ​​el Evangelio que salva. Que la apertura de esta Puerta Santa sea una invitación para todos nosotros a mirar al futuro con esperanza y una invitación renovada a la vida. Abramos nuestro corazón a la misericordia del Señor para celebrar el amor infinito del Padre con toda la Iglesia.

EVANGELIO
(San Juan 10, 7-10)

El diácono o sacerdote se dirige al ambón, acompañado, si procede, de ministros con incienso y cirios, y dice:

 ALELUIA — 
 ALELUIA — 

℣.: El Señor esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.
El diácono o sacerdote dice:
℣.: Proclamación del Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.
℟.: Gloria a ti Señor.
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.

Yo soy la puerta

℣.: "Entonces Jesús dijo de nuevo:
"Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos, pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: el que entre por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia."

℣.: Palabra del Señor.
℟.: Gloria y honor a ti Señor.

Frente a la Puerta Santa, portando la mitra, el arzobispo dice:

Pres.: — ECCE PORTA DOMINI. 
- Aquí está la puerta del Señor -

℟.: — IUSTI INTROIBUNT PER EAM. 
- Por ella entrarán los justos -

Pres.: — INGREDIAR IN DOMUM TUAM, DOMINE. 
- Entraré en tu casa, Señor -

℟.: — ADORABO IN TEMPLO SANCTO TUO. 
- Adoraré tu Santo Templo -

Pres.: — APERITE MIHI PORTAS IUSTITIAE. 
- Abridme las puertas de la justicia - 

℟.: — INGREDIAR ET CONFITEBOR DOMINO. 
- Voy a entrar a agradecer al Señor -

El arzobispo toca la puerta 3 veces al sonar de las campanas entra, le siguen los ministros, luego el pueblo.


FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

29/12/2024
AÑO C

Ornamentos Blancos; Dorados 

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA

Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.



— EN UN RINCÓN 
DEL ESTABLO MÁS POBRE EN BELÉN 
UNA MADRE QUE ARRULLA UN BEBÉ 

— CON UN CANTO DE ADORACIÓN 
ADMIRADA DE PODER TENER 
EN SUS BRAZOS A SU SALVADOR 

— ¡DUERME JESÚS 
QUE LA AURORA YA LLEGA A BELÉN! 
UNA ESTRELLA TE VIENE A ALUMBRAR 

— PARA QUE TODOS TE PUEDAN VER 
DUERME YA MI JESÚS EMMANUEL 
MI TESORO Y MI SALVADOR 

— ¡MIRA JOSÉ! 
¡QUE PEQUEÑOS SUS MANOS, Y PIES! 
Y PENSAR QUE ES EL REY DE ISRAEL 

— EL CAUDILLO QUE VINO A SALVAR 
A SU PUEBLO DE LA OSCURIDAD 
ESTE NIÑO ES MI DIOS Y MI REY 

— Y ASÍ SIGUIÓ ARRULLANDO MARÍA A JESÚS 
ACUNANDO EN SUS BRAZOS A DIOS 
Y JOSÉ CONMOVIDO TAMBIÉN 

— SE ASOMBRA DE PODER FORMAR 
LA FAMILIA SAGRADA CON ÉL 

Si no se realiza canto se pronuncia la antífona de entrada: (Cf. Lc 2, 16 )

Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. 

SALUDO

Una vez finalizado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, todos de pie, hacen la señal de la cruz, mientras el sacerdote, de cara al pueblo, dice:

Pres.: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
℟.: Amén.

Luego, el sacerdote, abriendo los brazos, saluda al pueblo:

Pres.: El Señor esté con todos vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.

Si celebra un obispo dice:
Pres.: La paz esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.

El sacerdote, diácono u otro ministro podrá, con palabras muy breves, introducir a los fieles en la Misa del día.

ACTO PENITENCIAL

Pres.: Hermanos para celebrar dignamente estos sagrados misterios reconozcamos nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. 
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. 

Sigue  la absolución sacerdotal:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟.: Amén.

también o inclusive:



Pres.: — Señor, ten piedad. — 
℟.: — Señor ten piedad 
Pres.: — Cristo, ten piedad. — 
℟.: — Cristo ten piedad 
Pres.: — Señor, ten piedad. — 
℟.: — Señor ten piedad 


HIMNO DE GLORIA


— GLORIA A DIOS EN EL CIELO, Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR. 

— POR TU INMENSA GLORIA TE ALABAMOS. TE BENDECIMOS. TE ADORAMOS. TE GLORIFICAMOS. TE DAMOS GRACIAS 

— SEÑOR DIOS, REY CELESTIAL, DIOS PADRE TODOPODEROSO. SEÑOR, HIJO ÚNICO, JESUCRISTO. 

 — SEÑOR DIOS, CORDERO DE
 DIOS, HIJO DEL PADRE. 

— TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS. 

— TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS. 

— TÚ QUE ESTÁS SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE, TEN PIEDAD DE NOSOTROS. 

— PORQUE SÓLO TÚ ERES SANTO. SÓLO TÚ, SEÑOR. SÓLO TÚ, ALTÍSIMO, JESUCRISTO. 

— CON EL ESPÍRITU SANTO, EN LA GLORIA DE DIOS PADRE. AMEEEEEEEEÉN. 

ORACIÓN COLECTA

con las manos juntas, el sacerdote dice:

Pres.: 
Oremos.

Y todos rezan con el sacerdote, durante un rato, en silencio. Luego el sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración colecta:

Dios y Padre nuestro, que en la Sagrada Familia nos ofreces un verdadero modelo de vida, concédenos que, imitando en nuestros hogares las mismas virtudes y unidos por el amor, podamos llegar, todos juntos, a gozar de los premios eternos en la casa del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

℟.: Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(primer libro de Samuel 1, 20-22. 24-28)

Samuel, para toda su vida, queda cedido al Señor. 

Lector: Lectura del primer libro de Samuel

En aquellos días, Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: “Se lo he pedido al Señor”. 

El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto. Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: “No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré y él se presentará delante el Señor y se quedará allí para siempre”. Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una mediada de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí. 

Ella dijo: “Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y Él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a Él: para toda su vida queda cedido al Señor”. Después se postraron delante del Señor.

Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(83, 2-3. 5-6. 9-10)

R/. ¡Señor, felices los que habitan en tu Casa! —

¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo! Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.   R/

¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!  R/

Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob; protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido R/



SEGUNDA LECTURA
(primera carta de san Juan 3, 1-2. 21-24)

Nos llamamos y somos hijos de Dios. 

Lector: Lectura de la primera carta de san Juan 

Queridos hermanos: 

¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él.

Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha 

manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. 

Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercamos a Dios con plena confianza, y Él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como Él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. 

Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos Señor.


EVANGELIO
(san Lucas  2,41-52)

Si no hay diácono, el sacerdote, inclinándose ante el altar, reza en silencio.

Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.

Si hay diácono, el diácono, inclinado ante el sacerdote le pide la bendición, diciendo en voz baja:

Diác.: Padre, dame tu bendición.

El sacerdote, en voz baja, dice:

Pres.: El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio. En el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo.

El diácono se signa con la señal de la cruz y responde:

Diác.: Amén.

El diácono o sacerdote se dirige al ambón, acompañado, si procede, de ministros con incienso y cirios, y dice:

 ALELUIA —  
 ALELUIA — 
℣.: Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
 ALELUIA, AAAALELUUUUUUUUIA — 

℣.: El Señor esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.
El diácono o sacerdote dice:
℣.: Proclamación del Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas+++
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.
℟.: Gloria a ti Señor.
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.

Jesús entre los doctores de la Ley es hallado por sus padres.

℣.: Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él.

Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.

Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo:

“Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”.

Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que Yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?” Ellos no entendieron lo que les decía.

℣.: Palabra del Señor.
℟.: Gloria y honor a ti Señor.

Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.

HOMILIA

Luego se pronuncia la homilía, que es responsabilidad del sacerdote o diácono; Es obligatorio todos los domingos y días festivos y también recomendado el resto de días.

PROFESION DE FE 

℟.: Creo en Dios Padre,  Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, *que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen*, padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.



LITURGIA EUCARÍSTICA

PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS

Se inicia el canto de preparación de las ofrendas, mientras los ministros colocan sobre el altar el corporal, la sangre, el cáliz, la palia y el Misal.


— JUNTOS NOS ACERCAMOS 
A ESTA MESA PARA OFRECER 
TODO LO QUE TENEMOS QUE ES PARA TI. 

— ES NUESTRA VIDA, NUESTRA ESPERANZA, 
NUESTRO DOLOR Y AMOR, 
DEJA QUE NUESTRAS MANOS LLEGUEN A TI. 

— EL PAN QUE ES TIERRA, FRUTO Y TRABAJO 
TU CUERPO YA SERÁ, 
DÁNOSLO Y NUESTRA VIDA RENACERÁ. 

— EL VINO CONVERTIDO EN TU SANGRE 
DÁNOSLO A BEBER 
Y SE HARÁ FECUNDO NUESTRO DOLOR. 

— COMO EL PAN Y EL VINO 
QUE SE TRANSFORMAN EN ESTE ALTAR, 
TRANSFORMA NUESTRAS VIDAS 
Y NUESTRO HOGAR

Es recomendable que los fieles expresen su participación trayendo una ofrenda, ya sea pan y vino para la celebración de la Eucaristía, u otra donación para ayudar a la comunidad y a los pobres.

El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.

Pres.: Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

℟.: Bendito seas por siempre, Señor

El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.

Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.

Pres.: Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

℟.: Bendito seas por siempre, Señor

Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.

Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.

Lava del todo mi delito, Señor, y limpia mi pecado.

INVITACIÓN A LA ORACIÓN

Luego, de pie en medio del altar y de cara al pueblo, el sacerdote extiende y junta las manos y dice:

Pres.: 
Oremos, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se levanta y responde:
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego, abriendo los brazos, el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas;

Pres.: Te ofrecemos, Padre, el sacrificio de la reconciliación y, por la intercesión de la Virgen María y de san José, te pedimos que edifiques nuestras familias sobre el fundamento de tu gracia y de tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

℟.: Amén.

PREFACIO

Al comenzar la Plegaria Eucarística, el sacerdote abre los brazos y dice o canta:

Pres.: El Señor esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.
El sacerdote levanta las manos y continúa:
Pres.: levantemos el corazón.
℟.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con los brazos abiertos, añade:
Pres.: Demos gracias al Señor nuestro Dios
℟.: Es justo y necesario.
El sacerdote, con los brazos abiertos, reza o canta el Prefacio.
Pres.: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.

Él vino por primera vez en la humildad de nuestra carne para realizar el plan de redención trazado desde antiguo, y nos abrió el camino de la salvación; para que, cuando venga por segunda vez en el esplendor de su grandeza, podamos recibir los bienes prometidos que ahora aguardamos en vigilante espera. 

Por eso, con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

SANTO


— SANTO, SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO. 

— LLENOS ESTÁN EL CIELO Y LA TIERRA DE TU GLORIA. HOSANNA EN EL CIELO. 

— SANTO, SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO. 

— BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR. HOSANNA EN EL CIELO. 

ORACIÓN EUCARÍSTICA 

El sacerdote, con los brazos abiertos, dice:
Pres.: Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, 

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:

de manera que sean para nosotros Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.

el cual,

Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:

tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.

Pres.: Del mismo modo acabada la cena,

Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:

tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos; dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.

Pres.: Éste es el Sacramento de nuestra fe.
℟.: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

El sacerdote, con los brazos abiertos, dice:

Pres.: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.

1C: Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y con el Papa N, con nuestro Obispo Ny todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.

2C: Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza
de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con *María, la Virgen Madre de Dios*, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.

Alza la patena con la hostia y el cáliz, diciendo:

Pres.: Por Cristo, con él y en él, o a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Después de colocar el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote dice con las manos juntas:

Pres.: Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

El sacerdote abre los brazos y continúa con el pueblo:

℟.: PADRE NUESTRO, QUE ESTÁS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE; VENGA A NOSOTROS TU REINO; HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA; PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN; NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, Y LÍBRANOS DEL MAL.

El sacerdote continúa solo, con los brazos abiertos:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El sacerdote une sus manos.
℟.: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.

El sacerdote, con los brazos abiertos, dice en voz alta:
Pres.: Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
El sacerdote junta sus manos y concluye:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.

El sacerdote, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade:
Pres.: La paz del Señor esté siempre con todos vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.

SALUDO DE PAZ

Luego, si procede, el diácono o sacerdote dice:
℣.: Hermanos y hermanas, Démonos fraternalmente la paz
Y cada uno, según la costumbre del lugar, se manifiesta entre sí paz, comunión y caridad; el sacerdote da la paz al diácono y a los demás ministros.

FRACCIÓN DE PAN

Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Mientras tanto canta:



— CORDERO DE DIOS, TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS 

— CORDERO DE DIOS, TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS 

— CORDERO DE DIOS, TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, DANOS LA PAZ 

Luego, el sacerdote, con las manos juntas, reza en silencio.

El sacerdote hace una genuflexión, toma la hostia en la mano y, levantándola un poco por encima de la patena o cáliz, dice en voz alta, de cara al pueblo:

Pres.: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor
℟.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

COMUNIÓN

El sacerdote, de cara al altar, ora en silencio y comulga con reverencia con el Cuerpo de Cristo.
Luego, sostiene el cáliz y ora en silencio; y participa reverentemente de la Sangre de Cristo.

Mientras el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de Comunión.


— GRACIAS SEÑOR POR EL PAN DE TU CUERPO, GRACIAS SEÑOR POR EL VINO DE TU SANGRE 

— GRACIAS SEÑOR POR TU AMOR HECHO MANJAR, GRACIAS SEÑOR POR TU FIDELIDAD 

— TE CANTAMOS OH CRISTO PAN BAJADO DEL CIELO, 

— TE ALABAMOS OH CRISTO CARNE VERDADERA Y SANGRE VERDADERA 

— GRACIAS SEÑOR POR EL PAN DE TU CUERPO, GRACIAS SEÑOR POR EL VINO DE TU SANGRE 

ANTÍFONA DE COMUNIÓN
(Cf. Bar 3, 38)

Sin embargo, si no se canta, la antífona que aparece en el Misal puede ser recitada por los fieles, o por algunos de ellos, o por un lector, o por el propio sacerdote después de haber recibido la Comunión y antes de dar la Comunión a los fieles:

℣.: Nuestro Dios apareció en la tierra y vivió entre los hombres. 

Luego, toma la patena o copón, se acerca a los que están por comulgar y muestra la hostia un poco elevada a cada uno de ellos, diciendo:

℣.: El cuerpo de Cristo
El que recibirá la comunión responde:
℟.: Amén.
Y comulga.

Después de la Comunión, el sacerdote, diácono o acólito purifica la patena y el cáliz.

Mientras se realiza la purificación, el sacerdote reza en silencio.

Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos sirva para la vida eterna.

Entonces el sacerdote puede volver a la silla. Es aconsejable observar algún tiempo de sagrado silencio o recitar un salmo u otro cántico de alabanza.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, junto al altar o a la silla, el sacerdote, de pie, de cara al pueblo, dice con las manos juntas:

Pres.: Oremos.
Luego, el sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Padre bueno, alimentados con estos divinos sacramentos, concédenos imitar constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar siempre de su compañía en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

℟.: Amén.

RITOS FINALES

BENDICIÓN FINAL

Si es necesario, se deberán realizar comunicaciones breves al pueblo.

Luego se dice adiós. El sacerdote, de cara al pueblo, abre los brazos y dice:

℣.: El Señor esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.

℣.: Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.

Si celebra un obispo dice:

℣.: El Señor esté con vosotros.
℟.: Y con tu espíritu.

℣.: Bendito sea el nombre del Señor
℟.: Ahora y por siempre

℣.: Nuestro auxilio sea el nombre del Señor
℟.: Que hizo el cielo y la tierra

℣.: Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre+, del Hijo + y del Espíritu Santo+, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.

Luego, el diácono o el propio sacerdote dice al pueblo, uniendo sus manos:
℣.: Pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.
Luego el sacerdote besa el altar en señal de veneración, como al principio. Habiendo hecho la debida reverencia ante los ministros, se marcha.



— JUNTO A TI MARÍA 
COMO UN NIÑO QUIERO ESTAR 
TÓMAME EN TUS BRAZOS 
GUÍAME EN MÍ CAMINAR 

— QUIERO QUE ME EDUQUES 
QUE ME ENSEÑES A REZAR 
HAZME TRANSPARENTE 
LLÉNAME DE PAZ 

— MADRE, MADRE 
MADRE, MADRE 

— GRACIAS, MADRE MÍA 
POR ABRIR TU CORAZÓN 
PORQUE NOS CONGREGAS 
Y NOS DAS TU AMOOOOOOOOOOR 
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